sábado, 26 de diciembre de 2009

Matrimonio Mbuti

¡Basegboma y Angèle se casan! Es hermoso y siento no poder estar cerca para acompañarlos.
Antes de casarse han debido arreglar “algunos problemillas”. No ha sido fácil su camino.
Se conocían desde hacía años, pues los pigmeos mbuti suelen encontrarse y socializar durante las fiestas que hacen a menudo.
Cuando un campamento celebra algo, aunque sólo sea la luna llena, invita a los campamentos vecinos, sobre todo a aquellos con los que tiene lazos familiares o algún tipo de alianza.
Un bastón clavado en medio del campamento revela el evento. En torno a él danzarán desde el atardecer hasta el alba varios días o semanas, según la cantidad de alimentos que puedan encontrarse en los alrededores.
Durante el día, los hombres, jóvenes y adultos, se adentrarán en la selva en busca de pequeños antílopes, monos, miel, termitas, larvas... según la época del año; las mujeres buscarán leña, agua, ñame silvestre, mandioca, bananas...
Por la tarde, mientras algunas mujeres preparan la comida (cada choza para los suyos), los niños empiezan ya a tocar el tambor y a ensayar sus bailes y polifonías.
Poco a poco, a medida que cae la noche, después de haber comido y, algunos además con la alegría de un vaso de vino de palma, los adultos se suman al dinamismo de la fiesta con danzas sencillas y cantos polifónicos en torno a ese bastón que, por unos días se convierte en el centro del campamento.
En lo alto del bastón de la danza se encuentran normalmente algunas hierbas enredadas en un fino cordón de liana, que las chicas usan para adornar sus caderas al mismo tiempo que sirve para sostener el pedazo de tela que cubre sus partes íntimas.
Las jóvenes que no tienen compromiso y buscan pareja, sustituyen su cintura por una nueva y colocan la antigua en lo alto del bastón de la danza. Evidentemente, los jóvenes que acuden a la danza procedentes de otros campamentos se tomarán muy a pecho el trabajo de averiguar quién está libre, para empezar a hablarse y tantear la posibilidad de formar pareja.
El momento del matrimonio llega con el consentimiento de las familias
A diferencia de los bantúes, los pigmeos no usan tradicionalmente la dote.
El matrimonio de los mbuti es normalmente exogámico y lo hacen mediante un intercambio entre familias o campamentos, que implica o refuerza una alianza:
Cuando en un campamento un joven quiere casarse con una joven de otro campamento, el joven y su familia deben asegurar otra chica para el campamento de la esposa. Quizás sea éste un mecanismo para mantener el número de miembros de cada campamento (en la actualidad, por asimilación a los bantúes, hay cada vez más madres solteras, con la alteración que ello supone en el equilibrio del intercambio entre campamentos).
El intercambio comporta doble fiesta y doble ceremonia; una en cada campamento. La familia de la joven que ha sido solicitada acompaña a la chica hasta el campamento del futuro esposo, donde formarán su hogar.
Durante unos días, la chica quedará aislada en una choza, donde las mujeres (jóvenes, adultas y ancianas) le proporcionarán alimentos, la acompañarán a lavarse y la instruirán sobre el modo de comportarse en ese nuevo campamento.
Después de algunos días así, los invitados a la fiesta irán llegando al campamento gradualmente y los cantos y danzas nocturnas darán comienzo y se prolongarán hasta el día en que se celebrará la ceremonia. Entonces la chica saldrá acicalada para la ocasión con adornos de hojas de plátano en la cintura, plumas y hojas adornando su cabeza, mientras danza al encuentro con su prometido. Todos los invitados los esperan danzando también y después danzarán con ellos.
Terminada la fiesta y la ceremonia, se dejará pasar un tiempo, los invitados vuelven a sus campamentos y, tras algunos días, la familia del esposo acompañará a una joven de su familia hasta el campamento de origen de la esposa, donde ya le espera su prometido, y la ceremonia se desarrollará también allí como acabamos de describir.

En el encuentro con los bantúes, se pierde el equilibrio que este modo de casarse garantiza. Para la mujer bantú, casarse o tener relaciones con un hombre mbuti es una deshonra; mientras que para un hombre bantú casarse con una mujer mbuti es una ventaja, pues no pagará la dote por ella y no habrá tampoco un intercambio.

Otra amenaza a la cultura y al pueblo mbuti a partir del matrimonio es que actualmente, por asimilación a los bantúes que les circundan, los mbuti de nuestra zona comienzan a exigir la dote a los demás mbuti; se trata de algo de vino de palma, algo de licor, algún tejido para la madre de la novia o algún antílope...

Lo último que oí fue lo que aconteció a Basegboma y Angèle:
Un bantú, que se considera patrón, propietario de Angèle y de su familia, pidió la dote a Basegboma. Lo hacía por considerarse familia de la novia, puesto que era propietario de ella.
Más asombroso aún fue escuchar la dote que solicitaba, totalmente fuera del alcance de un mbuti; se trataba de cosas que un mbuti nunca hubiera solicitado a otro mbuti y que Basegboma no habría nunca logrado reunir.

Gracias a Dios, Basegboma es uno de los cinco maestros que salieron en la primera promoción de las escuelas mixtas pigmeos-bantúes, que la iglesia de nuestra diócesis ofrece para construir espacios de encuentro, diálogo, que construyan una nueva sociedad más intercultural. Tras un breve diálogo con él, en el que recordamos cómo todos somos personas con la misma dignidad, los mismos derechos y obligaciones, libres y responsables... y cómo la constitución congoleña no acepta que una persona sea propietaria de otra, Basegboma se armó de valor y se negó a pagar la dote por Angèle a un bantú.
Se trata de un pequeño paso, sembrado y cultivado durante años por muchas personas; es signo de esperanza, de libertad, reconciliación y de verdadera fraternidad.

¡Felicidades, Angèle y Basegboma! ¡Sed felices y amaos! ¡Amad y sed libres!

sábado, 10 de enero de 2009

10 de enero de 2009

Querida famila, ¡feliz año nuevo!
Gracias por vuestras noticias, que compartimos con alegría.
Desde nuestra tierra roja, quizás por la sangre de tantos mártires e injusticas, nos sumamos a la esperanza de la humanidad que cree en un mundo nuevo, en un hombre nuevo.
Queremos gritar paz y justicia, perdón y reconciliación.
Queremos comprometernos en todo esfuerzo por una más justa distribución de los bienes de la tierra y de los bienes de nuestro país.
Reafirmamos nuestro compromiso por la constucción de un Congo de justicia y de paz, de libertad y fraternidad, de igualdad de oportunidades y de solidaridad desinteresada.
Pedimos a nuestros vecinos y a los lejanos que nos dejen crecer, que nos dejen reconstruir nuestro país, nuestras vidas, que se acerquen a los bienes de nuestro país por las vías normales y justas del comercio.
Creemos que las masacres pueden terminar, que los abusos hacia los niños y adolescentes, que son convertidos en niños soldado pueden terminar, que las familias pueden reconciliarse y la paz reestablecerse.
Para ello contamos también con vosotros:
no volváis la cara, nuestras vidas están también en vuestras manos, en vuestro modo de consumir y en vuestro modo de asociaros y de actuar para que los gobiernos de los países poderosos y también el gobierno de la RDCongo busquen nuevas estrategias para su desarrollo y bienestar y para el desarrollo y bienestar de los otros.
Feliz año nuevo...solidario.
Andrés